miércoles, 13 de enero de 2010

Discurso moral

(...)Hay que estar siempre ebrio. Todo consiste en eso: es el único problema. Para no sentir el horrible paso de Tiempo que quiebra vuestros Hombros y os curva hacia la tierra, tenéis que embriagaros sin tregua.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como gustéis. Pero embriagaros sin tregua.
Y si alguna vez, en las escalinatas de un palacio, en la hierba verde de una cuneta, en la soledad sombría de vuestra habitación, os despertáis, con la embriaguez disminuida ya, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle, qué hora, es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, os responderán: ¡Es la hora de embriagarse! Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo.

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