Me siento como si me hubieran arrojado un jarro de aceite hirviendo y después las orugas hubieran curado las heridas de mi corazón,
Me siento como si la belleza y la honestidad sólo estuvieran en la inocencia inmaterial o en la marchitada debilidad.
Estoy dolida ante tanta miseria e hipocresía.
Abandono mi cuerpo convirtiéndolo en una marioneta más de aparente felicidad artificial, y me guardo toda mi alma para lo mudo e invisible.
Adiós.
martes, 19 de enero de 2010
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la belleza y la honestidad están en todas las cosas, incluso en lo inmundo y lo mentiroso, me temo que no puedes elegir con que parte de ti te enfrentas al mundo, al fin y al cabo, todas son la misma cosa e incluso el mundo foráneo, empieza en tu percepción.
ResponderEliminartus palabras destilan una sensibilidad hasta ahora un poco escondida, bravo.
Saludos
Gracias Dani, a veces pasa, es cuando afloran más los sentimientos, a mi me cuesta más cuando están serenos
ResponderEliminarun saludo