Se apagó la luz de la candela,
Perdí el rastro de Virgilio
sabiendo que éste volvería al cubo blanco
cómo las gárgolas vuelven a su iglésia.
Busquémos otro Virgilio al que desear;
Pues el deseo lleva al ardor,
y el ardor a las cenizas.
Llevandoselas el aire,
a un nuevo lugar
infinito que conquistar.
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